Reflexión vital

Me apetece escribir pero no sé el qué. Me apetece reír pero ignoro qué me produce gracia. Me apetece chillar con todas mis fuerzas desde lo alto de una gran montaña pero no encuentro palabras para dedicarle al viento. Me apetece soñar pero no sé con qué ni en qué lugar idílico.
Sentimientos frustrados por una sensación incómoda que te pone los pelos de punta y produce sobre tu espalda una sensación polar. Una palabra relacionada con una idea capaz de hacernos callar en medio de un ataque de risa, capaz de deprimir al más feliz y fuerte, capaz de hacer al desgraciado al afortunado, capaz de hacer pensar, capaz de cambiar a una persona de la noche a la mañana, capaz de hacer madurar al niño..
MUERTE.
Aquel señor con guadaña que altera el sueño al eternamente dormido.
Parece lejana para muchos de vosotros y quizás sea así, ojalá sea así de hecho. Pero,¿quién te asegura que mañana estarás aquí? Con esto no intento que viváis obsesionado con la idea de que os podéis morir en cualquier momento, intento que reflexionéis sobre la vida, sobre la vuestra en particular. Que penséis si realmente es así como queréis dejar el mundo, mirar vuestra trayectoria tanto social como familiar o amorosa. No sois nadie y yo tampoco. Somos insignificantes y anónimos.
Yo desde luego voy a cambiar muchas cosas. Voy a aprender a relativizar los problemas comparándolos con la muerte para que así el problema no sea ni sombra de lo que era.
Que cada uno reflexione sobre su vida, yo la mía la tengo clara. Sólo queda que el azar me deje llevarla a cabo.