lunes, 18 de junio de 2012

SDB,


Juré que cuando estuviera preparado te escribiría. Pues bien, creo que ha llegado ese momento.
Es, cuanto menos raro, escribir una carta sabiendo que el remitente jamás la leerá. Ha pasado mucho tiempo ya amigo, y para empezar quiero pedirte perdón. Hemos sido hermanos, lo hemos compartido todo, hemos hablado de todo, sin embargo hay algo de mi que me decepcionó.
Me paralizó el miedo, si, a día de hoy lo admito. Fui un cobarde. Y lo que me asustaba no era una mala respuesta por tu parte, lo que me asustaba era que no hubiera respuesta.
Llamar y preguntar te expone al saber y éste puede hundirte con una simple noticia, o lo que es peor, la llamada que no se descuelga implica incertidumbre y nervios que pueden desembocar en un baile de nervios hasta más saber.
Y sí, insisto, el miedo, una sensación que ralentiza a velocidades ínfimas y casi despreciables los actos, pudiendo incluso congelarlos y abandonarlos en lo más oscuro de nuestra mente para después, y sin remedio, ser motivo de arrepentimiento.
Se también, que no es excusa ,el miedo es una ilusión pero es que es tan real…
Por eso SDB, te pido perdón. En la última etapa de tu enfermedad, a saber la más crítica y decisiva me distancié de ti. Dejándote incluso a la intemperie en un lugar y bajo unas circunstancias poco favorables.
Hoy al menos me puedo disculpar sin llenar mi cama de lágrimas saladas.
Las cosas no han cambiado mucho, Torres sigue sin meter, los políticos nos siguen vendiendo la misma mierda, las tías siguen siendo tías y tu Barcelona ha ganado la liga de baloncesto. Eso de cara al mundo, pero de puertas hacia dentro mi mundo está bastante vacío sin ti.
Una parte de mi se fue contigo y me quede huérfano de sentimientos esenciales, todo me recordaba a ti y eso dolía, hasta tal punto de dejar de salir, de dejar de ser yo. Hoy te recuerdo y sonrío porque tú te pasaste la vida sonriendo, porque tú cuando estabas mal y yo preocupado te preguntaba, eras el que me daba ánimos a mi. INCREIBLE.
Te recuerdo como aquello que fuiste, como aquella persona que seguía avanzando con los ojos cerrados hacia un abismo infinito y con la única esperanza de que el infinito se hiciera real y así poder salir de allí a hombros. Nada de calvicies, ni de palidez en tu rostro, ni goteros. Te recuerdo como eras antes de todo, mi negro, mi hermano negro.
Me enseñaste a creer en un mundo mejor, un mundo construido sobre sonrisas, fe y ánimo. Me enseñaste que la vida puede ser maravillosa si sabes vivirla y que los superhéroes existen.
Puede que jamás llegue a ser como tú, pero garantizo que mi meta en esta vida es llegar a ser una mínima parte de ti. Y no, no te idolatro por haber muerto, algo que está muy de moda. Te idolatro por cómo te fuiste, ese temple, ese saber estar y ese apoyo a los que en teoría deberían apoyarte.
Me voy hermano, se que estás por aquí, te siento.
Tu putita.