miércoles, 23 de junio de 2010

Highway to hell

No puedo escribir más, adiós blog.
Imagen impactante, no sé ni como puedo sonreír aún.
Esto se acabó.
Está bien eso de escribir los minúsculos problemas que tienen nuestras insignificantes vidas en un blog creyéndonos así alguien pero me cansé.
Todo es mucho más complejo y difícil de lo que parece. Nuestra vida es un cuento de hadas, un paseo por el paraíso donde a veces nos encontramos una cucaracha y en vez de pisarla salimos corriendo o no volvemos a pasar por allí.
Me he cruzado con muchas cucarachas, con ratas, e incluso con leones pero hay gente que vive en una lucha constante con estos animales. Me voy a luchar con ellos, 4 brazos hacen más que dos…
A partir de ahora llamarme loco, mata-ratas o mata-leones pero me voy con ellos, con los que verdaderamente merecen la pena, con los que luchan y no corren hacía otro sentido porque muchas veces no hay otro camino, con los valientes…
Puede que mi ayuda sea insignificante, puede que me rinda, pero después de ver lo que he visto es lo mínimo que puedo hacer.
¡DESPERTAR JODER!, ¡lo tenemos todo!
¿Qué más vais a pedir?¿Aquel peluche del escaparate?¿Un coche a los 18?¿Un besito de aquel chaval tan guapo que no os hace caso? ¿Un abrazo de aquel otro que te trata como una mierda pero que tiene un cuerpazo?...
Yo lo único que voy a pedir es que no me bese la muerte y si lo hace que sea cuando halla terminado mi tarea.
Me voy a luchar con ellos codo con codo. Quizás vea leones donde sólo hay molinos pero me voy como aquel que aunque estaba loco era valiente...
Ahora seguir llorando, seguir gastando tinta con palabras sin importancias que yo mientras estaré en las más crudas de las batallas junto a ellos.
Disfrutad de vuestro Edén y quejaos de los mosquitos que os pican.
Ellos mordieron la manzana inconscientemente y sin darse cuenta o sin quererlo. La morderé yo también por compasión y dejaré este paraíso.
Highway to hell

miércoles, 9 de junio de 2010

1,2,3...

En sus últimas.
Hasta el flexo que me ha acompañado en tantas noches de soledad agoniza y amenaza con dejar de iluminar mis palabras. El mismo flexo con quien conversé la decisión más transcendental que he tomado jamás.
Hay tres tipos de personas: los que saben contar y los que no.
Yo soy de los que saben contar y enumerar. Yo analizo las situaciones y en una vez hecha una lista de pros y contras decido.
Los otros no saben contar. Se mueven por los sentimientos. Pierden, ganan, empatan, pero siempre arriesgan sin pararse ni un solo momento, sin ni siquiera dudarlo se tirar a la inmensidad del mar sin saber nadar. Algunos sobreviven pero otros muchos mueren en el intento.
Al incluirme en el primer grupo aseguro mi vida y mi integridad física pero no la felicidad extrema que supongo se siente al aprender a nadar.
Se está bien en lo alto de ese precipicio que separa al agua de la tierra firme. Alguna vez que otra he pensado en tirarme al agua, en arriesgar todo lo que tengo por un fin que me proporcione felicidad, en tirarme a la bartola dejando a la suerte mi caída en un lugar seguro lejos de piedras…Pero nunca lo he hecho.
Tengo demasiadas cosas construidas aquí arriba como para dejarme caer.

Un día tuve esta conversación con mi padre:
-Oye Guille, el que me hallan ascendido no significa que nos vayamos a mudar.
-Ah, ¿no?
-No. Tú te quedarías aquí con mamá y yo vendría algún día que otro, una vez al mes. Me quedaría en hoteles y el año que viene cuando acabes 2º de bachiderato nos iríamos todos a vivir a Sevilla.
-Papá, nos iremos este año. No quiero separar una familia , MI familia por mi egoísmo de quedarme un año más.

Se aceptan puños de mis amigos por esto que hice pero creo que la gente que sepa contar me entenderá.
La cara que puso mi padre al decirle eso no tiene precio pero para todo lo demás MasterCard.

lunes, 7 de junio de 2010

No arderá París

Admiro a aquellas personas que tienen el don de sacar siempre un tema nuevo en momentos en los que el silencio te susurra mientras te describe una sensación incómoda. Momentos en donde el segundo se hace eterno, las miradas se cruzan a destiempo y lo único que se te ocurre es silbar o tatarear…
Yo soy de los que silba, de los que huyen del maldito y tan necesario silencio vaciando mis pulmones y haciendo que este aire choque con los dientes provocando una melodía a veces incómoda también.
Al ser de éstos no esperéis que saque temas nuevos sobre los cuales escribir. Mi silbido siempre pasea por las mismas notas haciendo sonar la “canción de mi vida”: 7 notas repetidas los 7 días de la semana para describir 7 años en Badajoz.
Algunas veces el aire no proviene de los pulmones si no del corazón, haciendo daño a quien las entona mientras carga el entorno de un olor característico de la tristeza y otras el aire proviene de una fuente inagotable de energía donde el aire es infinito. El simple cambio de lugar de procedencia del aire puede estar provocado por cosas insignificantes que hacen que el dolor se quede en un segundo plano cediéndole la batuta y la dirección de obra a la alegría.
Un juego de sol y sombras constante que marca tu vida. Una lucha entre lo oscuro y lo platónico por hacerse con la batuta y gobernar así tu estado de ánimo.
Así era hasta hace poco todo hasta que ordené lo vivido y haciendo uso de raciocinio aprendí a entonar una de las canciones con más luces y sombras del mundo, un zig-zag entre la alegría y la tristeza, un mar lleno de lágrimas de satisfacción y de pena…
Yo decido que fragmento tocar a cada instante y me reservo las partes trágicas para mi soledad mientras que lo alegre lo tarareo en público.
Y si algún día sucediera lo contrario arderá París

viernes, 4 de junio de 2010

Cuarto ordenado, mente no.

_¿Sabes? Estoy harto de todo,¡pienso cambiar el mundo!
-Mmm… antes de cambiar el mundo date una vuelta por tu casa tío…


Y empecé por mi propio cuarto a buscar alguna explicación a esas palabras que tanto eco hicieron en las entrañas de mi cabeza.
Miré a un lado y a otro y no vi más que camisetas desdobladas, pantalones arrugados, sábanas peleadas con aquella a la que arropan cada noche, ropa de abrigo que continuaba en el mismo sitio que la deje en diciembre…¿Se refería el desorden? Lo dudaba pero aún así ordene mi cuarto.
Una vez hecho me senté y tras el chirrío de una silla que se queja cuando mis puntiagudos huesos se clavan sobre ella volvió a mi otra imagen que podía ser lo que había impulsado a aquel hombre a decirme aquello: polvo.
Barrí, fregué, pasé trapos, limpié ventanas y muebles de dudosa existencia por el cúmulo de polvo que sostenían y acabado esto la silla volvió a acoger quejosa mi culo.
La desesperación empezaba a hacer mella en mi. Tenía ante mi , sin duda alguna, uno de los cuartos más limpios y brillantes que un adolescente con hormonas revueltas podría tener.
Definitivamente la limpieza no tenía nada que ver.

Pasé a arreglar objetos y me paré en el mueble de los trofeos y las medallas y olvidándome de la respuesta que el sabio me había dado empecé a coger cada uno de ellos y siempre derivaban mis pensamientos en recuerdos, en tiempos asociados a ellos…
Los conté:10 trofeos, 13 medallas y 2 placas y ningún reconocimiento igual al otro.
Cada uno tenía su seña de identidad, su lugar en el tiempo…
Me paré a pensar delante del espejo con ellos de fondo.¿Realmente era merecedor de tanto material en forma de copa ?Y si lo era…¿Por qué?
Alguien dijo alguna vez que a un hombre lo delimitan sus actos, un hombre es aquello que hace y debe ser juzgado por ello. Los trofeos son sin duda premios a los actos y , de acuerdo con ese pensamiento, yo debería de ser la mismísima polla. Asi que no estoy de acuerdo.
A un hombre lo delimitan sus actos sí, pero esos actos están condicionados por una sociedad la cual te mueve a actuar de tal forma o de otra y haciéndote merecedor o no de ese premio en forma de copa con más valor sentimental que económico.
Conclusión : cada uno de esas copas, cada una de esas medallas y cada una de esas placas las han ganado ellos, mi sociedad, mis amigos, MI EQUIPO.
Respecto a lo que me dijo el sabio aún sigo sentado en esa silla buscando alguna solución lógica. Aceptaré opiniones para levantarme lo antes posible que la silla esta agonizando ya de tantas veces que me he parado a pensar en ella.