viernes, 10 de diciembre de 2010

Anhelo ese tubo con hielo y licor

-¿Por qué me has tapado los ojos?
-¿Confías en mi?
-Claro.
-Pues cógeme la mano y saltamos a la de 3.
-¿Saltar?¿No me puedo ni quitar la venda?
-¡No!
-Vale, pues dime al menos dónde caemos y si está alto.
-A la de 3 saltaremos y caeremos al vacío, a otro lugar lejos de aquí al medio de la palabra "desconocido"...
-Pero..¿por qué?
-Porque lo digo yo.
-Y.. ¿Quién eres tú?
-La vida. 1 , 2 y 3....

Y ya por fin he caído. Pero aún siento que no se dónde estoy. Me siento descolado, desencajado incluso. Veo solo una parte de aquello que me movió a venirme, las otras se encuentran apagadas o fuera de cobertura y lo más gracioso es que no hago nada para conseguirlas. Me he asentado, me he convertido justo en aquello en lo que odié. Alguien sin objetivos, sin sueños. Ajeno incluso a sí mismo.

Si me preguntaran ahora sobre mi sueño me quedaría callado, o quizás me daría por tartamudear para hacerte creer que tengo alguno.

Hay cosas que van bien, eso no lo dudo, incluso perfectas me atrevería a decir pero…¿y yo?¿Y mis ansias por comerme el mundo?¿Y mis pretensiones sobre mi mismo? Creo que las perdí en el camino.

Y hoy he vuelto a pensar. Estuve mucho tiempo en las alturas porque el mundo me causaba un tremendo dolor pero hoy he vuelto.

Vuelve mi yo aventurero, mi yo extrovertido, mi yo ansioso por ser alguien y esta vez vuelve más fuerte que nunca. No intentéis pararlo va a toda máquina. Eso si, aún no sabe dónde va. No sabe hacia donde señalar con el timón pero está decidido y no hay nada más peligroso que un animal con mucha fuerza que no sabe donde va.

Empecemos de cero. Yo soy Guille y busco algo, aún no se el qué. Si alguien lo encuentra que me llame a un número que no exista, estaré encantado de recibir ofertas.

Y hoy va por esa gente. Por aquellos que sonríen cuando ven el panorama y es que el espejo del ascensor te escupe lo que eres a las 8 de la mañana porque saben que tienen un sueño y cada día se ven más cerca de conseguirlo, sintiéndose orgullosos. Esa sensación era bonita, te reías y te tocabas en la cara viéndote cada día más guapo. Pero hay cosas que te alejan de tus sueños y que te hacen caer en un ateísmo agudo.

Hoy va la cosa de vacíos.

Echo de menos oír de vez en cuando un acho, hacer memoria de hechos compartidos y descojonarnos, decir un nombre y que la gente que me oiga sepa de quien hablo, oír una voz que me recuerde que antes de todo tuve una banda de Rock que tocaba conmigo en el vivero, que la gente tenga una idea de mi desde antes de conocerme, étc…

Y sí, lo echo de menos.

Pero no es hora de anclarse en el pasado. Hay que seguir avanzando pero sin perder de vista las raíces del árbol.

Yo desde luego voy “pá arriba” si queréis coger este ascensor conmigo seréis bien recibidos pero como ya os he dicho, no intentéis detenerme.