viernes, 22 de diciembre de 2017

Navidades


"Falta un vaso en la mesa y sobra un alma en el cielo."
Es lo que pienso cuando por fin nos sentamos toda la familia alrededor de la mesa para cenar en estas fechas tan señaladas. 
Me daba envidia la gente que era capaz de disfrutar de estas fechas. Esos mismos que ya por el mes de noviembre empiezan a cantar villancicos, desempolvar el Belén, comprar turrones y planear dónde pondrán el árbol de navidad este año.
Admito que el concepto es bonito. Cenar y comer, todos juntos; la familia y los amigos. Perdonarse por unas horas todas las trifulcas que haya habido entre ellos. Pasar unos días con la compañía de los que no viven cerca, volver a casa...
Todo idílico si no fuera por los cuñaos.
Soy una persona a la que no se le nota cuando está triste, pero a veces es inevitable. Mi madre me preguntó qué me pasaba, aunque ella ya sabía la respuesta - eso es muy de madre.
"Falta un vaso en la mesa y sobra un alma en el cielo" le dije. Ella me miró y me dijo:
"Tienes razón: sobra un alma en el cielo, pero no sobrará ningún vaso en la mesa". 

¿Sabéis lo que hizo?
Al día siguiente me hizo llevarla en coche al centro de la ciudad, hicimos la misma ruta de siempre y nos tocaron en rojo los mismos semáforos de siempre, incluido el semáforo en el que Feftu vendía pañuelos.
Feftu es un viejo conocido de la familia que suele ayudar a mi tía, ya entrada en edad, con las bolsas de la compra,incluso la llama "Yaya".
Siempre solemos bajar la ventanilla para darle algo de suelto y hablar con él. Pero esta vez sucedió algo distinto que me hizo entender el verdadero sentido de la Navidad.
Mi madre le invitó a cenar en fin de año.

Con esta historia no pretendo que reemplacéis a vuestros seres queridos que ya no están, sé a ciencia cierta que eso es imposible.
Simplemente intento ser un poco como mi madre y ayudaros a entender qué es la Navidad, o al menos qué es para mi la Navidad.
La Navidad no son regalos, ni cenas copiosas, ni cubatas en el cotillón - que también. El verdadero sentido de la Navidad, y que se ha ido emborronando con el paso de los años, es recuperar la fe en el ser humano.
La mayoría de nosotros estamos jodidos, y no os voy a descubrir América si os digo que hay gente peor. Por eso durante todo el año, pero en especial en estas fechas, intento parecerme un poco a la persona que quiero ser.
Si entre todos ayudamos a estas personas que tienen a sus familias lejos - en el caso de que las tengan-, que no tienen dinero ni con quién sentarse en la mesa estaremos haciendo de este mundo un lugar mejor en el que vivir, un mundo por el que merecerá la pena luchar.

"Sobra un alma en el cielo, pero no sobrará ningún vaso" y yo ya no puedo brindar con él, brindaré con Feftu.

Feliz Navidad a todos

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